Sincera, profunda y honestamente me disculpo por los vergonzosos actos de literatura con los que bombardearé este blog. No me atrevo si quiera a definir lo que aquí haré aunque posiblemente simplemente sean presurosas contemplaciones de personajes o reflexiones vomitadas de mi carcomida neurona (la única que de momento tira). No sé si os resultaré interesante, al menos espero que sea entretenido y sino ... pasad de largo ¿no? No me seais masoquistas.
Mi nombre no pertenece a ninguna persona de la que sea consciente, no siento particular afecto hacia ninguna figura de autoridad (?). Vamos que no admiro a nadie así que decidí llamarme por el mote que mi padre utiliza cuando me reclama cada vez que quiero salirme con la mía porque sí, me gusta salirme con la mía. Rigoberta. No vayais a pensar, al final le he cogido cariño a esas nueve letras y todo, demasiados años.
No sé que puedo deciros para que os hagáis una idea de la persona que está detrás de estas palabras mas que es irritablemente inconstante y condenadamente existencialista. Mis gustos nunca son los mismos, no creo que haya algo que me caracterice más que mi voz de volumen alto (otras personas lo calificarán como griterío) pero ya que eso no se puede comprobar aquí quizá sea mi gusto por lo peculiar, lo extraño, lo particular en lo común, la búsqueda de la magia en lo ordinario ... sí, quizá si.
Dicho esto admitiré en secreto que espero ser una buena lectura.
Se despide la Sta. Rigoberta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario